La caída del “joven maravilla” y sus vínculos con el escándalo del Cártel del Despojo
Seguimos analizando la clase política que gobierna Quintana Roo. Ustedes, estimados lectores, decidirán si son iguales o peores que los que se fueron. En esta columna analizaremos a un personaje que, al inicio del gobierno actual, irrumpió en la política como un estruendo. Lo presumían como egresado del ITAM, un ITAMITA, el secretario estrella, el joven maravilla del Caribe.
Le asignaron un presupuesto enorme para los programas sociales. Su debut y despedida fue la tarjeta Mujer es Vida, de colores verde y guinda. Instituyó un séquito que disfrazó con las letras A-MAR-A, entregaba despensas, se retrataba con los pobres y los exhibía en fotos para sus redes sociales en condiciones denigrantes. Todo un operativo que culminó con la fracasada precampaña a la presidencia municipal de Benito Juárez, con su lema ¡Ya llegó Pablo!. Tapizó las bardas de las colonias populares, perifoneó con solo esa frase, y montó una estrategia en redes sociales. Así de efímera como la frase, se acabó el secretario maravilla. Ahora la gente se pregunta: ¿Y… dónde está Pablo?
El escándalo y el silencio
Pareciera que, después de que se publicara en los medios digitales que el C. Alfredo Kriki Sesín, representante legal del Banco Sabadell, ganó un amparo para que la fiscalía estatal investigara la denuncia por fraude ante la Fiscalía del Estado de Quintana Roo, todo se esfumó. Este juicio laboral armado lo llevó a ganar un departamento en Cancún, ubicado en Maioris Tower, Int. 75-P19-PHS, Avenida Bonampak, Zona Hotelera.
Entonces vino el silencio de los perifoneos, se borraron las bardas, dejó de entregar despensas, se apagaron sus redes sociales y dejó de lucrar con los pobres, gracias a los litigios del banco español para recuperar el departamento. Se le vino la noche a LUIS PABLO BUSTAMANTE BELTRÁN. Su nombre se convirtió en noticia nacional.
El “Cártel del Despojo”
A Pablo Bustamante Beltrán se le relaciona también con el “Cártel del Despojo”. La Fiscalía Anticorrupción inició en el año 2021 una carpeta de investigación sobre el caso, involucrando a un grupo de servidores públicos acusados de apoderarse de lujosas propiedades mediante juicios laborales simulados.
En abril del 2021, en el programa Loret Capítulo 40 de Latinus, se presentó el reportaje El Cártel del Despojo, en el que se describe cómo el entonces dirigente estatal de Quintana Roo del Partido Verde, Pablo Bustamante, junto con otras tres personas, pretendieron ser trabajadores de una empresa de tiempos compartidos, propiedad de la madre del exdiputado local Gustavo Miranda —su amigo y compañero de partido— para demandarla ante la Junta de Conciliación y Arbitraje de Cozumel por despido injustificado el 27 de julio de 2015.
Conclusión: la estrella del Verde se apagó y lo tienen escondido. Dicen los enterados que la gobernadora lo ve como un lastre, pero El Niño Verde le pidió que se lo cuidara. La condición: el ostracismo político para que ya no siga dañando a la administración de Mara. Cosas de la vida o del karma: empezó con ¡Ya… llegó Pablo! y terminó con una pregunta: ¿Dónde está Pablo?
El fraude y el cártel
De estudios ni hablamos. El político está acusado de fraude, y está señalado por la prensa local como integrante del Cártel del Despojo, comandado por su amigo y promotor Gustavo Miranda. No olvidemos que todo empezó en la Junta Especial de Conciliación y Arbitraje de Cozumel, con la demanda laboral 152/2015 de Luis Pablo Bustamante Beltrán, en donde se establece que Erika García lo contrató el 13 de mayo de 2010 para trabajar con ella y sus empresas García & Miranda Trading, S.A., y García & Miranda, entre otras, como vendedor de tiempo compartido, con un salario de 90 mil pesos mensuales, empleo que tuvo hasta el 27 de julio de 2015.
Conclusión
P.D. 1: Muy pronto será vinculado a proceso, no por la eficacia de la fiscalía local, sino a golpes de amparos y a la presión política y económica que empezó a cabildear el Banco Sabadell, donde alegan falta de seguridad jurídica.
P.D. 2: ¿Dónde está Pablo?