EMILIANO RAMOS ES UN PRESO DE CONCIENCIA.

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En Solidaridad con Emiliano y su Familia

La guerra sucia desatada por el Estado mexicano, gobernado por el partido hegemónico de antaño, el PRI, persiguió a políticos que no pensaban como ellos o que criticaban al sistema del partidazo. Todos los presidentes y gobernadores encarcelaron a sus opositores para aplacarlos y enseñarles que con el poder no se debía de meterse. La intimidación y la amenaza latente de la privación de libertad por no coincidir con quienes ostentan el poder en turno son prácticas que han marcado la historia política del país.

Es pertinente recordar el párrafo del C. DIP. Adolfo González Zamora, del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, en la exposición de motivos de la Ley de Amnistía General para Todos los Presos y Perseguidos por Motivos Políticos: “La persecución política lleva a prisión a personas a las que se les ‘fabrica delitos’, ocultando de esta manera la existencia de presos de conciencia. La Limeddh-FIDH (La Liga Mexicana de la Defensa de los Derechos Humanos y la Federación Internacional de Derechos Humanos) cuenta con 294 casos documentados de presos políticos en México, cuyos procesos se encuentran plagados de irregularidades. Chiapas ocupa el primer lugar, seguido de Oaxaca y Guerrero respectivamente. La mayoría de los presos son indígenas, miembros o simpatizantes del Partido de la Revolución Democrática. Asimismo, las recientes acciones represivas contra los estudiantes de la UNAM y el Mexe en Hidalgo han incrementado al doble el número de presos de conciencia y la persecución mediante órdenes de aprehensión pendientes de ejecutar.”

Sin embargo, el caso de Emiliano Ramos se alinea con lo que podría considerarse un preso de conciencia. Según Amnistía Internacional, un preso de conciencia es una persona encarcelada a causa de sus creencias, su origen étnico, sexo, color, idioma, origen nacional o social, situación económica, nacimiento u otras circunstancias, siempre y cuando estas personas no hayan recurrido a la violencia ni propugnado su uso. Es evidente que el encarcelamiento de Emiliano es una venganza del Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Quintana Roo, el Lic. Heyden José Cebada Rivas, como Emiliano lo ha referido en una carta pública. La pregunta aquí es por qué el silencio de la sociedad quintanarroense, de los medios de comunicación, de la clase política, de la sociedad en general ante un caso de injusticia como este, donde se fabrican delitos para humillar, denostar y torturar psicológicamente a Emiliano, para doblegarlo ante el supremo poder.

Este es el contexto que revela cómo Heydesito, como lo llama la 22 de Enero, su cómplice en la fabricación de delitos, actúa en el poder judicial del estado. ¿Hasta cuándo despertará Quintana Roo contra este gobierno que encarcela por venganzas personales, por apoyar a un partido distinto a Morena? ¿Hasta cuándo se permitirá que Emiliano sea torturado para doblegarlo? La actuación de Heydesito y de Hermelinda debe preocuparnos. Pasaron de las amenazas de Borge al encarcelamiento como medida latente para que no se metan contra quienes hoy ostentan el poder.

Recuerda, Heydesito, el poder es efímero y pasajero; aunque te prolonguen el periodo, tu protector, la justicia, te alcanzará. Esto pasará, y Emiliano libre debe ser la demanda de la sociedad quintanarroense. Es un padre de familia cuyo único pecado ha sido que su exesposa mantiene una relación sentimental con Heydesito y haber apoyado a Lili Campos en su reelección, lo que fue el pretexto para su detención por una falta administrativa, resistencia a la autoridad. Fue el elemento evidente que le armaron un delito a modo, aprovechando que apoya a un partido distinto al gobernante.

Bienvenidos a la cuarta transformación en Quintana Roo, donde se sancionaba el disenso. No pensar como Morena y, además, aprovechar el viaje para quitarle a Emiliano a sus hijas por estar privado de su libertad, muestra un patrón alarmante. Emiliano no es mi amigo ni mi enemigo, no pensamos igual, pero su encarcelamiento lo convierte en un preso de conciencia porque se usó el aparato del Estado para humillarlo por no ceder en sus convicciones personales y políticas. Emiliano, desde la clandestinidad, mi solidaridad contigo. Sigue luchando por lo que te importa. La carta me conmovió, y una disculpa por no haber escrito antes.