Una columna de reflexión del Abogado del Diablo
Inspirándome en la contienda electoral de Bill Clinton, quien con su frase cambió el rumbo de una elección presidencial, no puedo evitar trazar un paralelo con nuestra realidad actual. La frase “¡Es la economía, estúpido!”, acuñada por James Carville, resuena hoy con un nuevo giro: “¡Es el agua, estúpido!”. Esta adaptación refleja una problemática que, aunque distinta, es igual de urgente: la gestión del agua y su impacto en la sociedad.
La Problemática del Agua en Nuestro Entorno
En un estado donde la pasividad social parece ser la norma, un grupo selecto se beneficia económicamente a expensas de Quintana Roo. La privatización del agua se ha convertido en una nueva forma de esclavitud, con Quintana Roo como campo de pruebas. La pregunta es: ¿nos hemos detenido a considerar el alto precio que pagamos, no solo monetariamente sino en términos de progreso y bienestar social?
El Alto Costo del Agua: Un Sacrificio Injusto
Los Más Afectados:
Los municipios de Benito Juárez, Isla Mujeres, Puerto Morelos y Solidaridad enfrentan las tarifas más altas del continente. Este es un claro indicativo de cómo las decisiones políticas pueden tener un impacto directo en la vida cotidiana de los ciudadanos. La complicidad de la clase política, a cambio de beneficios económicos personales, deja en evidencia un desprecio por el bienestar general.
El Derecho Humano al Agua:
A pesar de que el derecho humano al agua fue establecido claramente por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en noviembre de 2002, la práctica gubernamental en Quintana Roo parece ignorarlo. La privatización del agua por Aguakan y el olvido de este derecho fundamental por parte de las autoridades ponen de manifiesto una desconexión alarmante entre el gobierno y las necesidades básicas de sus ciudadanos.
Conclusiones y Llamado a la Acción:
La cancelación de la concesión a Aguakan no solo es una demanda popular; es una necesidad imperativa para garantizar el acceso al agua como un derecho humano básico. La voz del pueblo, expresada claramente en la consulta popular, debe ser el fundamento para un cambio significativo en la política del agua. En esta elección, debemos recordar a nuestros gobernantes: “¡Es el AGUA, estúpido!”
Preguntas para Reflexionar:
- ¿Cuánto dinero continúa fluyendo hacia los políticos a cambio de mantener este sistema de privatización del agua?
- ¿Es posible que la comunidad se organice eficazmente para reivindicar su derecho al agua?